Sobre amanecer dorado, por Ramón Bau

…La principal enseñanza de este tema es que cuando se produce una situación externa de auténtica crisis de confianza en el sistema, cuando hay un motivo real externo de posibilidad de cambio, no sirve de nada esa idea de pacto, de ceder ideas, de acercarse al Sistema, de pretender ser ‘buenos’ para la prensa del Dinero. En esos momentos el pueblo ya no cree en ellos, y no ve extremistas sino soluciones y gentes honradas frente a la plutocracia y la partidocracia.

Si se buscan votos a base de acercarse al Sistema se pueden lograr pero será dentro del Sistema, o sea sin cambiar nada esencial, se acaba siendo absorbido por el sistema.
Le Bon, el gran psicólogo de multitudes dijo: “Las únicas revoluciones duraderas son las del pensamiento”. Si no cambiamos los Valores esenciales no hay revolución sino integración….El Sistema es muy fuerte aun, y los errores graves cometidos en un país no suelen ser suficientes para crear un peligro generalizado. El poder de estupidización de los medios de masas es muy amplio y suponemos que acabará logrando dominar por ahora las rebeliones populares, mientras sean locales y no muy generalizadas.

Una de las mejores tácticas para ello son movimientos como los llamados aquí del 15-M, manejados por gentes que piden ‘más democracia’, demagogia, formas de vida decadentes y apoyados por la prensa y los medios de información (propiedad del mismo capitalismo financiero que dicen combatir) … lo que ello solo ya indicaría que son marionetas del sistema…. Por tanto sabemos que mientras no haya un estado de excepción, un trauma externo que haga tambalear realmente al sistema de forma que la gente deje de ‘creer’ en la Tv y prensa, partidos y demás maquinaria títere del capital, no es probable un cambio real. Hay que estar preparados para esa ocasión, como lo han estado los camaradas griegos. Lo sucedido ahora en Grecia no será un triunfo definitivo pero han demostrado que no se gana con ceder sino con constancia en la lucha y aprovechar el momento oportuno.

Ramón Bau.